A Junsu le gustaba comparar su
vida con la música, para él existía algo parecido a un soundtrack con una pista
para cada momento, incluso cerraba los ojos e imaginaba que estaba en medio de
un video de música. Cuando Junsu tenía tres años sus padres murieron, él siendo
solo un niño fue incapaz de comprender el significado de todas esas miradas de
lastima, de esos abrazos y lágrimas derramadas, para Junsu la gente a su
alrededor solo tenía un extraño uniforme negro. La primera vez que piso un
internado fue a finales de ese mismo año, desde entonces palpo la soledad, se
recuerda en los pasillos con el estricto uniforme, en clases en un rincón, se
recuerda solo, entonces un día como el sol apareció él. Era un niño un poco
mayor que Junsu, para ese entonces tenía diez años y cada vez menos
posibilidades de ser adoptado, nadie quería un niño mayor, poco a poco había
comprendido, cuando tenía solo tres años lo había perdido todo, sin embargo,
ese niño con su mirada calurosa paso a paso lo saco de la realidad.
El niño no era huérfano, lo sabía,
lo veía entrar todos los días de la mano de una hermosa mujer, ella se iba a
las oficinas y ellos jugaban, después la mujer los observaba por un rato y al
final tendía una mano al mayor que le dedicaba una mirada triste a Junsu, quien
se encogía de hombros y agitaba la mano al aire. Fue en la víspera de primavera
cuando su vida dio un giro, Junsu guarda ese recuerdo con tanto ahínco que está
convencido, aun cuando perdiera la memoria siempre recordaría ese momento, fue
llamado por altavoz en medio de una de las clases del internado, tenía ya once
años y se preguntaba qué demonios había hecho ahora para que le llamaran con
tanta urgencia, camino con nerviosismo por los pasillos, cerrando los ojos y
silbando una de las tantas canciones que aprendía en el coro, llego a la
oficina, antes de entrar una mujer de traje le dedico una sonrisa discreta, él
parpadeo y finalmente entro.
Ese día le adoptaron, recuerda
con asombrosa claridad la mirada de alegría en el rostro de ese chico que ahora
era su hermano oficial, recuerda sus manos sudando, el temblor de su cuerpo y
el primer abrazo con olor dulce de su ahora madre. Si Junsu le pusiera una
tonada a esa etapa de su vida tendría una suave melodía de piano, esas que te
recuerdan a los pétalos cayendo en primavera, el olor dulce y el roció en las
mejillas, era una canción en ascenso, era una tonada suave, una tonada que jamás
se repetiría, lo sabía muy bien. La vida siguió su ritmo, de a poco Junsu
recupero el sentido, recordó lo que era reír, llorar y amar, todo gracias a él,
su hermano mayor, entonces como una canción en descenso comenzó, Junsu tenía
trece años recién cumplidos volvía del colegio y supo que algo había cambiado,
cuando encontró a su madre sollozando, a su padre en el sofá con la mirada
perdida y ningún rastro de él.
Con solo quince años su hermano había
desaparecido, después no fue igual, la melodía en su cabeza cambio, entro a la
universidad opto por la medicina, sus padres como siempre le daban todo cuanto
podían, pero la melodía cada vez descendía mas y lejos de recordar al solsticio
de primavera parecía una pieza evocada a la soledad, sus padres se esforzaban,
Junsu lo sabía sin embargo esa criatura que nació justo en su corazón crecía de
forma desmedida, fue simplemente imposible, insoportable, no podía más. Un día después
de escuchar el llanto de su madre al otro lado de la pared, tomo una decisión,
lo encontraría, encontraría a Jaejoong tal y como él le encontró.
Su vida de nuevo cambio, dejo la
medicina, estudio periodismo, se fue de su hogar y se dedicó a trabajar, busco
incansablemente día y noche pistas sobre Jaejoong algo que pudiera indicarle
que era ahora de ese niño de manos cálidas y mirada decidida su madre le
llamaba todos los días, hablaba del amor y de volver a casa, Junsu siempre se
negó, su lugar no era ahí, no sin su hermano, en ese momento la canción se
volvió agresiva, la tonada emergió con fuerza de forma cruda, los sonidos se
volvieron graves, el piano tocaba teclas cada vez menos dulces. Un día sin
embargo la primavera volvió, Junsu lo sabía, el sol brillo de nuevo casi con
timidez como después de un largo y duro invierno, un tímido rayo se asomó, él
consternado lo miro, primero con rabia, después de todo ese calor derretiría
todo lo que había construido por años, poco a poco ese pequeño destello fue
abriéndose paso, continuo aun continua y de nuevo el piano toca una melodía suave,
con destellos dulces que suenan con delicadeza casi con temor. Ese rayo de luz
es lo único que le queda lo sabe, también es lo único que le puede ayudar a
encontrar a su hermano, es lo único que ahora está dispuesto a iluminarle, es
por eso que camina en círculos torno a él, se deja abrazar y permite que le
ilumine como un reflector en medio de un salón vacío, ese rayo, esa música,
todo ello, es Shim Changmin.
Afuera la lluvia cae en pequeñas
gotas que se pulverizan contra el único cristal de la habitación, Junsu esta
recostado en el sofá negro, tiene una manta encima y lee un libro gigante de
medicina, lleva ya más de dos meses en esa habitación, con una rutina más o
menos establecida, todos los días se levanta, almuerza con Changmin y se
duchan, luego él se queda en casa y
atiende a las personas que Changmin le envía, mientras tanto Shim va a la sede
de su organización a recolectar información o a entregarla de cualquier manera
casi nunca cuenta nada de ello al mayor, que tiene que morderse la lengua de
tantas preguntas. Junsu no puede quejarse, es feliz después de tanto tiempo
vuelve a sonreír, incluso ha hablado con Yoochun, le ha pedido que deje de
acudir a los medios, fue una plática corta y bajo la mirada escrutiñadora de
Changmin, por otro lado recibe información semanal sobre el posible paradero de
Jaejoong, eso le hace perder el aire, apenas puede creer todas las personas
involucradas, en todos los secuestros hasta ahora realizados y no anunciados en
los medios de comunicación, cuando se ha enterado que el secuestro de su
hermano sea probablemente parte de un estúpido experimento y que peor la
mayoría de las personas en el gobierno sabían de ello se ha sentido asqueado,
el sistema sin duda es una basura, es entonces cuando aparece su otra parte la
menos feliz le reprocha que no haga nada por cambiarlo.
El mas pálido suelta el aire y se
pone en pie, mira por la ventana, el cielo está poniéndose oscuro pronto
llovería aún más fuerte y Changmin seguía sin llegar a casa, camina descalzo
hasta la cocina, se sirve el frio té que aún queda en un vaso gris. De regreso
toma de nuevo el viejo libro de cuentos entre sus manos, rasga la cubierta para
mirar un rato la foto de un hermoso joven que Changmin esconde ahí, se corazón
se encoge como de costumbre cada que le ve e intenta con esmero recordar de
donde le parece conocido. El periodista lo sabe, no es estúpido, sabe que ese
chico es la razón por la cual Changmin lleva esta vida, cierra el libro con
delicadeza y vuelve al sofá con la taza entre las manos, tararea una canción
con los ojos cerrados, reúne toda la información obtenida hasta ahora en su
cabeza.
Primero sabe que miles de jóvenes entre los 15 y 18 años han sido
secuestrados o han desaparecido de manera misteriosa en los últimos diez años, después
esta la organización encubierta por el gobierno, con ideas raciales en las que
experimentan con los jóvenes, sin embargo Changmin le ha comentado de una red
de prostitución y venta de “esclavos” perteneciente a la misma mafia, los
jóvenes vendidos son aquellos que se consideran poco aptos para el experimento,
pero no es lo único, hay varios caminos más, después de todo se pueden hacer
bastantes cosas con un ser humano y obtener dinero por ello; así pues esta
también el área de venta de órganos ilegales, desconoce qué criterios deben de
tener los jóvenes enviados a esa rama solo sabe que de manera ineludible todos
mueren a los pocos días, finalmente está el área “VIP” y según la información
recolectada es ahí donde se encuentra su hermano, es el área donde se retienen
a todos los jóvenes que aprobaron los experimentos.
Por lo que Changmin ha
investigado, todos esos jóvenes son entrenados de diversas maneras y son
destinados como sujetos de estudio a los más altos mandos de miles de sedes
gubernamentales, hasta ese momento se han descubierto miles de redes y empresas
de comunicación inmiscuidas en el negocio, son las encargadas de mantener todo
el escandalo a raya por su puesto, una de esas empresas era para la que
trabajaba Junsu, también varios hospitales militares aparecían en esa lista de
clientes descifrada por Kyuhyun así como el nombre de políticos importantes,
quienes contrataban servicios de jóvenes por días, a Kim le parece atroz y la
sola idea de Jaejoong retenido en una casa y siguiendo cualquier tipo de orden
depravada le da nauseas, se pregunta al mismo tiempo si es lo mismo que siente
Changmin cada que mira ese libro de cuentos. En cuanto al trabajo específico de
Max solo puede decir que tres políticos de la lista han desaparecido, uno de
ellos fue hallado muerto esa misma mañana y otros dos aún están en alguna
parte, solo se sabe que han sido secuestrados bajo sus mismas circunstancias,
explosiones en sus sedes de trabajo, ni un solo muerto solo su desaparición,
cada que una noticia fuera de lo cotidiano era anunciada el corazón de Xiah se
estrellaba con violencia contra sus costillas, con un dolor que no desaparecía
hasta que el moreno cruzaba la puerta y le miraba con una mueca de cansancio,
entonces ambos cenaban y después de beber té (en el caso de Changmin café
amargo) se ponían al corriente sobre su día, al final jugaban un rato en las
consolas y dormían uno al lado del otro en la estrecha pero mullida cama de
Min.
Habían comenzado a caer los
primeros relámpagos cuando la puerta se abrió, Junsu levanto la cabeza de su
ensoñación y miro a un empapado Changmin cruza el umbral, en cuanto le vio supo
que algo iba mal, se puso en pie con un nudo en la garganta, Max se dio la
vuelta y cerró la puerta con delicadeza después miro a Junsu que a un palmo de
distancias le observaba con los ojos ávidos, afuera los relámpagos resonaban
con fuerza, Changmin se sentía incapaz de mantener la mirada a Xiah que
respiraba con dificultad, le sintió tomar su mano y bajo la vista. El más
bajito dio un pequeño paso, podía percibir su calor corporal a través de la
ropa húmeda, en algún momento la tetera había comenzado a silbar pero el joven
la ignoro olímpicamente, el más alto levanto una mano y la poso con suavidad
sobre su mejilla, sintió la tibieza y suavidad de esa piel.
-Lo vi- los ojos se abrieron de
sorpresa en un principio pero después se nublaron producto del trabajo que su cerebro
realizaba- Están subastándolo, no sé dónde está…- su voz se quebró y su respiración
se aceleró se sentía débil.
-Es, es ese chico del libro de
cuentos?- la voz de Xiah sonaba pastosa
-Sabía que lo habías visto- se abrazó
un poco al más bajito permitiéndose olfatear su cabello- Su nombre, su nombre
es Lee Taemin.
Los brazos de Changmin se
cerraban sobre su cintura, estrechándolo contra su cuerpo mojado, Junsu sentía
su corazón latir desenfrenado, se preguntó si Max lo notaba, seguro tenia las
mejillas rojas, cerro el abrazo con delicadeza soplo de manera inconsciente
sobre el oído del más alto que tomo aire y continuo susurrando contra su oreja
con voz quebrada.
-Lo conocí cuando ya estaba en el
último año del instituto, él era un niño tímido, era …era de una belleza
abrumadora. Todos le querían tener y al no poder lo molestaban- tomo aire y se aferró
aún más al cuerpo tembloroso de Junsu afuera la tormenta era intensa- Un día
Yunho Hyung vino con él, lo había salvado de un par de tipos, después de eso
fuimos sus protectores, sin embargo Hyung salió de la escuela antes que yo y al
final solo estábamos los dos- algo humedeció la camisa de Xiah que masajeo la
espalda se Max- Un día lo bese, él nunca había besado a nadie, pero lo hacía
muy bien. Salimos desde ese momento, a pesar de todo lo que había en contra
salimos, entonces termine el instituto, a los pocos meses Taemin cumplió quince
años- la respiración se les fue a ambos, Junsu sabía lo que había pasado- Le
amaba, juro que le amaba, pero él era un niño yo tenía 18 y quería vivir mi
vida de otra manera, lo termine. Le abandone en la parada del autobús y fue la última
vez que lo vi, el sollozaba, las lágrimas caían por sus mejillas y era hermoso,
era el niño más hermoso que hubiera visto jamás y era mío, yo lo abandone…
Las lágrimas caían una tras otra
humedeciendo el hombro de Junsu que sentía como algo en el fondo de su pecho
crujía y se resquebrajaba, sentía la piel húmeda pero era un sentimiento ajeno
lo único real eran las lágrimas de Changmin, los brazos de Changmin, el olor de
Changmin, el dolor de Changmin. Las ventanas se azotaban por la fuerza del
viento y ellos permanecían en el umbral de la puerta abrazados, era como si un
agarrotamiento les impidiera mover las extremidades y dolía, como mil demonios,
verlo llorar por ese niño de hermosas y afiladas facciones dolía, le raspaba el
alma, pero no podía soltarse, no quería, no cuando estaban ambos, en este
momento, en ese lugar sanos y salvos como dos sobrevivientes de guerra.
-Taemin salía con alguien antes
de que lo secuestraran, no sé si lloraba porque lo deje o porque como yo comprendía
que nunca podría ser, lo nuestro estaba destinado a terminar mal, lo sabíamos.
No esperaba que saliera tan mal- su voz era apagada y Junsu solo atino a
separarse un par de centímetros
-Donde lo encontraste?
-Está en alguna región de Busan,
está en una habitación y será subastado por internet. Fue Siwon quien lo
encontró, Yunho me dijo, no lo puedo creer ha crecido tanto, sim embargo su
belleza, es idéntico, no aún más hermoso que antes. Pero su mirada, su mirada está
rota
-Que vas a hacer?- la voz le salió
bajita y un poco llorosa
-Sé que quien maneja ese negocio
es el jefe de justicia de Seúl, Taemin era hijo de su secretaria, él le
secuestro, ahora supongo que lo vendió a los Yakuzas, sin embargo él está aquí, aún está
en el país, puedo ir y sacarlo de ese lugar, puedo detonar el edificio
-Changmin…
-Pero después tengo que
mantenerlo a salvo, debo asesinar al jefe. Una vez que lo logre seré buscado,
perseguido por el estado, no podré quedarme más en Seúl - los brazos de Junsu
se cerraron de nuevo, esta vez alrededor del cuello de Changmin que se mantiene
inmóvil, no sabe lo que hace, le entiende. Claro que entiende lo que Max quiere
hacer, entiende porque, pero la idea de perder ese rayo de luz, la sola
sensación de tener de vuelta el invierno le aterra, sin embargo esta consiente
no puede detenerlo, entonces se aferra a su cuello, no llora, ni si quera
solloza, solo se aferra con firmeza, retiene esa luz con toda su fuerza.
-Vamos a dormir- susurra Junsu,
el más alto asiente con debilidad, es un acuerdo mudo, afuera el cielo sigue
cayendo
El reportero guía a Changmin de
la mano hasta el colchón, le obliga a sentarse y se miran a los ojos
profundamente, los ojos negros contra los castaños, esa mirada afilada contra
la inusitada pureza de Junsu, los rasgos aniñados de Xiah reflejan una
serenidad extraña, una pequeña sonrisa se adivina en los labios abultados, los
de Changmin están pálidos por el frio, aun lleva el cabello y la ropa mojada.
El mayor le mira brevemente luego gira sobre los talones y busca entre los
cajones, Max lo observa en silencio sentado al filo de la cama, una extraña
necesidad de tener a Kim cerca le invade, suspira, tiene el cuerpo agarrotado
por el frio y apenas es consciente. Junsu regresa finalmente con una playera y
pantalones de pijama secos, tiene una toalla en las manos
-Agáchate- susurra, Min obedece
en silencio-Seguro mañana estarás resfriado
-Tss!- gruñe el más alto
dedicándole una mirada intimidada
Las manos de Junsu secan su
cabello con delicadeza la toalla se enreda entre las hebras castañas, Changmin
permite que las suaves manos le dediquen caricias casi imperceptibles, siente el
cálido aliento del periodista cada que se inclina sobre él, sin notarlo lleva
sus manos a la cadera de Junsu, se miran de nuevo brevemente y el más blanco
deja la toalla a un costado, sonríe traviesamente. Las manos frías de Junsu
bajan el cierre de la chamarra mojada, la retira con lentitud y después clava
una mirada de nuevo al más alto que respira profundamente, lleva sus manos a la
camisa blanca y desabrocha los botones con lentitud, cada que sus dedos rozan
la piel fría de Changmin este suspira, se ha acercado más, sin darse cuenta
pronto se encuentra a un palmo de Max. Se observan, las mejillas rojas de Xiah,
los labios pálidos de Changmin, los ojos brillantes de Junsu, las manos heladas
de Max en su cuello, la camisa deslizándose por su espalda y la leve inclinación
de Xiah para tomar la prenda seca, una caricia suave sobre el pecho frio y después
una sonría picara, cada vez más cerca, tortuosamente cerca. Sus labios se
encuentran, las manos de Junsu se aferran a los hombros fuertes de Changmin, no
es más que un beso, una caricia firme, otra manera de aferrarse.
Se besan por un par de minutos,
son incapaces de romper el contacto, Junsu ha terminado sobre el regazo de
Changmin que le abraza con fuerza, se separan al fin, solo un par de
centímetros, sus alientos aun mezclándose, los ojos de Junsu cerrados y Min lo
observa con una sonrisa de satisfacción en el rostro, al final deposita otro
suave beso en los labios rosados de su Hyung que hace un puchero cuando le
obliga a pararse. Se termina de cambiar de ropa, ahora Changmin está seco y
siente los parpados pesados, la lluvia sigue y parece no querer detenerse
jamás, es una noche algo fría así que cuando siente el cuerpo de Xiah colarse
junto al suyo le abraza, lo jala a su pecho, su Hyung le sonríe y después
deposita otro beso sobre sus labios, Max ni se inmuta, recibe el contacto con
tranquilidad, está durmiéndose
-Cierra los ojos- susurra Xiah,
él obedece, luego lo siente acercarse aún más y besarlo esta vez de forma
apasionada, responde con la misma intensidad- Duérmete, descansa...- suelta un
quejido- Cuidare de ti, mañana saldrá el sol y todo estará bien.
-Si? Porque? – balbucea medio
dormido
-Estaremos juntos Changmin-
siente un último beso y sonríe al poco rato cae profundamente dormido con el
aroma de Xiah inundándolo todo, afuera la lluvia continua cayendo.
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