Junsu caminaba por los pasillos del instituto con la mayor
lentitud posible, era una de esas semanas frías, con días cortos, podía sentir
la tarde cayendo sobre sus hombros, le parecía un clima perfecto a comparación
de la mayoría de las personas, la bufada se enredo en su cuello cuando el
viento soplo en dirección contraria, sonrió divertido, el celular en bolsillo
izquierdo comenzó a vibrar de forma continua, enfadado decidió echar un vistazo
la palabra “Mamá” tintineaba en la pantalla
Soltó una especie de gruñido furioso antes de pulsar el
botón de colgado, no se consideraba un mal hijo a pesar de todo, durante todos
estos años había intentado de manera lógica no trastornar mas a su madre con
eso de los fantasmas, espíritus y apariciones, incluso había aprendido a fingir
indiferencia cada que uno aparecía en sus narices, cada que alguno susurraba su
nombre afligido en su oído, suavemente, años de esfuerzo y solo por esa razón
se negaba a ir a ese instituto de estudios Parasicológicos
Estaba harto de ser el estúpido conejillo de indias de gente
a la que le parecía divertido o morboso hablar con almas en pena, subió un par
de peldaños antes de llegar a la azotea del edificio, tomo asiento ahí junto a
una de las oxidadas rejas y dejo que el aire desordenara su ropa, miro hacia
abajo observando con una sonrisa nostálgica el vuelo de las aves, a veces
cuando se sentía solo como este día solía ir a los edificios más altos y soñar
que se deja caer desde ahí, no hay que confundirse Kim Junsu no pensaba
constantemente en el suicidio, si bien lo había intentado y tenía una pulsión
grande y atrayente a morir no quería decir que constantemente pensara en
simplemente saltar y morir, por el contrario imaginaba su cuerpo volando por el
cielo
Le gustaba imaginar la sensación del viento en sus mejillas,
colándose por la ropa, entrando a montones en sus pulmones, se imaginaba el
material de las nubes, sus manos rozando los tejados, las hojas más altas en
los arboles, el soñaba con la libertad, estaba en uno de esos pocos momentos de
paz mental cuando un sonido chirriante resonó por todo el lugar
Se trataba de un sonido agudo, como de cristales rayados con
un objeto filoso, se dio la vuelta
alarmado pensando en algún grupo de chicos burlones o bromistas, para
descubrirse solo en el lugar, su cuerpo se estremeció, la ropa se pego a su
cuerpo y comenzó a tiritar de forma incontrolable, conocía esa sensación, se
permitió un suspiro resignado
-Changmin?- el silencio fue la única respuesta, dio un par
de pasos a la única puerta del lugar de pronto se le ocurrió que el fantasma no
podría salir al aire
Camino lo más rápido que pudo y abrió la puerta con la mano
temblorosa, no era que tuviera tanto miedo, se trataba del frio congelando su
cuerpo, de la ventisca helada en sus pulmones, de sus labios fríos como dos
pedazos de hielo. Al final entro una vez estuvo dentro paseo la mirada por el
largo y oscuro pasillo que de la nada parecía más atemorizante de lo que
recordara
Su respiración se hizo más fuerte y rápida, paso un mechón
de cabello detrás de la oreja nervioso, saco el celular y alumbro por todos los
rincones, su mano temblaba y el miedo comenzaba a crecer en su pecho, como un
pequeño grito muy profundo en la boca del estomago, pidiéndole que escapara de
ese lugar lo más rápido que sus piernas le permitieran, un nuevo ruido como de
golpes a lo largo del pasillo, su corazón fuera de su caja torácica, dio un
paso al frente tragando saliva
Al fondo una sombra, larga, delgada, poderosa, una sombre
bastante conocida, más que verlo lo sintió atravesando una pared de un momento
a otro surgió mas y mas grande, Changmin atravesó el concreto, surgió del
cemento con una expresión de dolor, como una mancha borrosa y grisácea, el frio
se hizo más intenso, ruido de golpes las puertas se abrían y cerraban, los
cristales chirriaban, el cuerpo de Kim estaba sudoroso, débil entonces la
sombra lo atravesó, fue rápida y certera
Sintió un golpe en la mitad del pecho ahí donde se suponía
latía su corazón, un golpe rápido después como si hubiese bebido agua
congelada, su pecho se enfrió, le costaba respirar, se llevo una mano a la
garganta tratando de buscar oxigeno, dejo caer la mochila con cuadernos, la
sombra de Changmin se proyectaba a sus espaldas, cayó al suelo tembloroso,
incapaz de hacer algo por su vida, cerró los ojos dejándose a merced del
espíritu
Paso un largo tiempo cerca de diez minutos antes de que se
diera cuenta de que Changmin no lo mataría, la respiración se le estaba
regularizando pero aun sentía como si tuviera un cubito de hielo entre las
costillas y el corazón, pensó por un momento que de esa forma se sentían los
refrigeradores y sonrió, se dio la vuelta sobre sí mismo hasta que pudo observa
el rostro moreno de Changmin, se miraron en silencio
Sentía la cabeza como si estuviera llena de algún gas
extraño, las extremidades débiles y le costaba trabajo hablar así que se
arrastro hasta una pared la sombra siempre ligera de Changmin le siguió muy de
cerca, una vez sentado se decidió a hablar, frunció el seño molesto
-Planeas matarme? – el rostro moreno se contrajo en una
mueca indescifrable –Respóndeme! -
Estaba comenzando a enfadarse, el chico frente suyo permanecía
con la mirada ausente, se sintió idiota por pelear con un ente, si él quisiera
podrá matarlo en un abrir y cerrar de ojos, sin embargo esto solo causo que su
furia aumentara
-Siempre te apareces de esta forma, me medio matas y te vas!
Quiero saber que buscas!!-
Una mirada curiosa, al menos era algo, bufo y vio como el
vaho salía de sus labios entonces percibió la escarcha en los resquicios de los
vidrios, todo eso lo hacia su extraña visita? Se pregunto si cada fantasma tenía
un diferente poder y cuán grande seria el del chico que ahora se ponía la
altura de su rostro, de nuevo intercambiaron miradas
-No piensas decirme nada?- estaba dándose por vencido
incluso los fantasmas lo usaban para su diversión- Vale Max haz lo que quieras,
solo no repitas lo de hoy o moriré un día
Se puso de pie aun tembloroso y con la piel mas pálida de lo
usual de pronto se sentía tan agotado que necesitaba dormir le dio la espalda
al chico moreno, sin embargo antes de dar más de tres pasos, de nuevo sintió en
su muñeca ese contacto frio, aunque menor a la vez anterior y con mucha menos
fuerza se dio la vuelta con una expresión de duda
-Hablar, quiero hablarte- susurro el chico con esa voz
extrañamente melódica
-Hablar? Que es lo que quieres decirme?- una nueva mirada,
una sonrisa pequeña apenas perceptible por parte de Max lo hizo abrir los ojos
como plato
- N No lo sé- su voz se volvía más suave y estaba comenzando
a desaparecer, Kim se acerco un poco mas de forma inconsciente- No puedo atravesar,
te tengo que hablarte –la imagen se volvía mas etérea y el frio comenzaba a
desaparecer
-Quieres decir que no puedes irte de este mundo?- comenzaba
a verlo cada vez menos y la presión en la muñeca disminuía lentamente- Max
quien te dijo eso?
-N N No lo controlo, yo no…- dejo de escuchar su voz un
segundo y le pareció que la visión desparecía un segundo como cuando la TV no
tiene buena señal
-Te ayudare, tienes que descubrir que sucede!- grito el
chico pálido mientras veía como frente a sus ojos la mano de Changmin se volvía
transparente, dejándole ver su propia piel
-Xiah…- un suave susurro, una sonrisa cómplice la primera
sonrisa que le vio, su pecho recuperando el calor
-Es que te vas? Espera!- No tenía un motivo para pedirle tal
cosa, no sabía si era por esa sonrisa traslucida, por el calor recién adquirido
en su cuerpo o porque se sentía culpable por retener a Max en este mundo, tal
vez solo fuera su voz pronunciando “Xiah” repetidas veces como un hermoso eco ,
así que tomo su mano, se aferro con fuerza a la mano larga y ahora gris clara
del difunto, la tomo con fuerza sin importarle que sus propios dedos estuvieran
congelándose, sin embargo Changmin se desvanecía lentamente- E Espera…
Bufo cuando en menos de un segundo se encontró solo a la
mitad del pasillo, el vaho desapareció de las ventanas, su aliento era cálido pero
su muñeca aun permanecía fría, sintió su pierna temblando entonces cayó en
cuenta el cielo afuera era oscuro y su madre gritaba histérica en el teléfono
-Estoy bien, solo fui a la biblioteca- excusas tontas,
corrió a su casa con el pecho apretujado por algún extraño motivo el hielito en
su pecho parecía no desaparecer
La sensación perduro ahí, llego a casa y estuvo dentro de su
cuerpo al lado de su corazón que latía como loco a cada nueva amenaza de su
madre de lo que haría si volvía a llegar tan tarde, siguió ahí durante la
silenciosa cena, no se derritió ni cuando su hermano le abrazo para darle las
buenas noches…
Permaneció ahí desde entonces, brindándole una sensación de
frescura a la que se acostumbro rápidamente
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